La denominación de Teoría Feminista suele usarse como un concepto paraguas que abarca producciones de diversos campos disciplinares, pero que poseen un denominador común: develar, desnaturalizar y desestabilizar los conceptos que fundan las teorías, sean las teorías más tradicionales o canónicas tanto como las producidas dentro mismo del feminismo. Hemos trabajado en torno a distintas líneas teóricas dentro del pensamiento feminista en un sentido amplio y que lo excede: las aproximaciones postestructuralistas que dieron forma al concepto de género como una construcción social; los debates con el feminismo de la diferencia; las aproximaciones fenomenológicas sobre el cuerpo; los materialismos feministas y sus debates y definiciones en torno al concepto materia, cuerpo y tecnología; los estudios de masculinidades; las aproximaciones vinculadas a la sexualidad como eje específico de producción de desigualdades; las perspectivas interseccionales para dar cuenta de las formas en que se produce socialmente la desigualdad en los distintos problemas de investigación que abordamos; las perspectivas epistemológicas queer y tarns y la historia del feminismo local.

Este amplio campo de la Teoría Social nos ha permitido construir nuestros marcos teóricos y metodológicos para nuestras investigaciones. Nos posibilita también intervenir en debates hacia dentro del feminismo a partir de la problematización de conceptos como el de mujer, el sujeto del feminismo, la ciudadanía, el cuerpo, la materialidad y la representación. Asimismo, desde la teoría feminista analizamos y problematizamos cómo se enseñan y producen los saberes ya sea en el nivel de grado y posgrado en las universidades como en los distintos niveles educativos en los que llevamos adelante nuestra praxis docente. La teoría feminista nos ha dado herramientas conceptuales para proponer una profunda transverzalisación de la perspectiva de género desde un punto de vista no dimorfista.